I
Cada año viene signado con sus particularidades: el 2010 nos trajo sus retos y sus dificultades. Basta con recordar que hemos tenido que lidiar con una prolongada sequía que generó una severa crisis eléctrica y, por si fuera poco, con las desastrosas consecuencias materiales y humanas a consecuencia de las intensas lluvias de fin de año.
Hay que decirlo: asumimos los retos y las dificultades, como diría Gramsci, con el optimismo de la voluntad; con la firme y decidida determinación que ameritaban; con el convencimiento, además, de saber que junto a las instituciones del Estado y al Gobierno como un todo, contábamos con la firme voluntad popular, tal y como ha venido demostrándose.
Ante la disposición y el compromiso del pueblo venezolano, ahora y siempre, uno no puede sino sentirse orgulloso. Estas adversidades nos han venido a advertir que una Revolución sólo logra instaurarse como satisfacción de una necesidad histórica, si un pueblo la hace y la siente suya.
No me canso ni me cansaré de repetirlo: somos hijos e hijas de Bolívar y, por tanto, somos el pueblo de las dificultades. Vengan a nosotros todas las dificultades: sabremos vencerlas.
Cuán luminoso es el ejemplo que Venezuela está dando en materia de participación y protagonismo popular. A partir de este ejemplo, pensamos que la Revolución cuando se asume como voluntad transformadora y como proceso que desea inscribirse en su tiempo, se convierte en un ejercicio de interpelación cotidiana: cada día se vuelve un eterno presente, una apuesta animada por un proyecto que se hace porvenir, una elaboración perpetua de todo un pueblo.
Mientras escribo estas Líneas, miro el tiempo recorrido y contemplo cuánto hemos realizado, pero sobre todo, pienso en cuanto aún nos resta por concluir. Cabalgando al tiempo y apurándolo en lo posible, no nos daremos descanso hasta ver cumplido lo que hemos fraguado en los sueños colectivos. Lo vital es que la medida y el horizonte de nuestro proceso está claro: encarnarnos en la esperanza del pueblo y hacerla plena realidad.
Lo decimos con modestia y conscientes de la responsabilidad: no hay otro camino que aquel que nos conduce a la conquista definitiva de, para decirlo con Bolívar, la suprema felicidad social.
Nosotros, en las actuales circunstancias del país, hemos asumido ser los herederos y continuadores de la prolongada lucha de los siglos y en consecuencia para nosotros el tiempo histórico se nos presenta cada vez más como un desafío, pero un desafío orientado por la esperanza irreductible y libertaria.
II
En el 2010 se inició la conmemoración, en palabras de Augusto Mijares, de nuestro primer ciclo de liberación republicana. Es el torrente histórico del que somos herederos y que nos une entrañablemente a Nuestra América, y que es luz y fuerza en nuestra memoria como pueblo: nuestra herencia bolivariana.
Y en el 2011 estaremos conmemorando, por todo lo alto, los 200 años de la Firma del Acta de Independencia: 200 años del nacimiento de nuestra Venezuela como República libre, soberana e independiente, como camino propio y como sueño colectivo, aquel luminoso 5 de julio de 1811. No es poca cosa, entonces, lo que vamos a conmemorar y celebrar colectivamente.
Para nosotros, 1811 encarna una memoria histórica activa y animada por su veracidad inmediata, esto es, por su capacidad para comprometernos. Es por eso que a la tesis reaccionaria de la Independencia como frustración y fracaso, nosotros le oponemos la tesis combativa, creativa y liberadora de la Independencia como promesa y proyecto abierto e inconcluso: la Independencia no ha terminado y es historia por hacerse y que ya estamos haciendo.
III
En los últimos días de diciembre, las cloacas mediáticas han puesto a rodar una versión catastrofista del año 2011. Véase, por ejemplo, cómo se han afincado contra la unificación de las tasas de cambio en 4,30 BsF por dólar, a partir del 1 de enero, anunciada el jueves 30 de diciembre por el Ministro Jorge Giordani: una medida que obedece a una simplificación del control cambiario. Y, ¿qué es lo que dicen los apátridas?: que estamos generando las condiciones para implementar un paquetazo neoliberal. Se trata, por supuesto, de la estrategia de mentir descaradamente para generar confusión.
Hablan y hablan de inflación –que, por cierto, cerró el 2010 en 26,9%: muy pero muy por debajo de lo que estimaban los apátridas- pero eluden referirse a la especulación de la cual son responsables: a la forma en que el capital monopólico, con Fedecámaras a la cabeza, infla desmesuradamente los precios, despreciando la racionalidad económica y burlándose del pueblo. Quiero advertírselos desde ya: vamos a meter en cintura a los especuladores y no vamos a tener ninguna clase de contemplaciones con ellos.
Igualmente, y obedeciendo a la misma lógica, minimizan que el desempleo cerró en menos de 7% al concluir 2010. Y que la pobreza sigue disminuyendo ostensiblemente: la pobreza extrema bajó de 7,3% a 7,1%. Son datos que hablan, por sí mismos, de una nueva realidad nacional.
Y con la Ley Habilitante se abre un camino cierto hacia el buen vivir, hacia la vida buena que todas y todos nos merecemos: vamos a fortalecer y profundizar la legalidad revolucionaria para revertir definitivamente las asimetrías estructurales y los desequilibrios macrosociales que son propios del modelo capitalista.
Por cierto, el domingo pasado –y teniendo como marco la solidaria y fraterna visita del compañero Evo Morales a La Guajira, estado Zulia- firmamos en Fuerte Mara la primera Ley Habilitante: este primer decreto ley establece la creación del Fondo Simón Bolívar para la reconstrucción de las zonas devastadas por la lluvia y cuenta con 10 mil millones de bolívares en su punto de arranque.
IV
Vamos a comenzar el año 2011 al galope, a toda mecha. El 2011 Bicentenario será año de batalla y de victoria popular.
Son inicuas las pretensiones de las fuerzas contrarrevolucionarias: no van a impedir la marcha de nuestro pueblo hacia el socialismo. No les vamos a permitir que conviertan al país en un caos: pido a Dios que ningún compatriota se deje llevar por los tambores de la guerra de la extrema derecha.
El 2011 será el año de la conformación del gran Polo Patriótico: necesitamos un gran centro de luces y de acción capaz de reunir a todas las fuerzas populares, más allá del PSUV.
Ciertamente, uno de los grandes escenarios de la batalla de 2011 será la Asamblea Nacional. La responsabilidad histórica de cada uno de nuestros legisladores y legisladoras es grande: hay que derrotar a los politiqueros pitiyanquis en el terreno de las ideas y, al mismo tiempo, hay que despejar todos los obstáculos para el pleno ejercicio del pueblo legislador.
V
Este 1 de enero hemos estado en la toma de posesión de la compañera Dilma Rousseff, esa infinita luchadora, como Presidenta de la República Federativa del Brasil. Dilma encarna la continuidad del camino que abriera ese gran coloso suramericano llamado Luiz Inácio Lula da Silva: a Lula toda nuestra admiración y toda nuestra gratitud por su solidaridad y su firmeza; por su condición de verdadero amigo de Venezuela y de la Revolución Bolivariana.
Compatriota que me lees: recibe un fuerte abrazo junto con mi deseo de un feliz año para ti y para tus seres queridos.
¡Bienvenido y bueno seas, nuevo año 2011 Bicentenario!
¡Venceremos!
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